Gran demostración de los Gators de
Florida en la final de la liga universitaria. El 84-75 es la muestra perfecta de que el marcador no corrió peligro y que los hombres de
Billy Donovan consiguieron el anhelado 'back to back', algo que desde el 92 no se repetía (lo logró Duke).
Al descanso ya mandaban los Gators con un parcial de 40-29, el choque estaba bajo control. Y es que nadie falló.
Al Horford se fue a 18 puntos y 12 rebotes demostrando que es un competidor sublime; Taurean Green perdió 6 balones, pero lo compensó con 6 asistencias y 16 tantos logrados en una serie espectacular de 4 de 6 en tiros de camp, 3 de 3 desde más allá del arco y 5 de 5 desde la línea de personal; Lee Humphrey estuvo inmenso con 14 puntos (5 de 8 en tiros de campo y 4 de 5 en triples); Corey Brewer -que se llevó el MVP-, en mi opinión estuvo menos acertado que en otras ocasiones, pero siempre dio la cara y terminó con 13 puntos y 8 rebotes; y Joakim Noah no brilló, pero tampoco fue necesario, y terminó con 8 puntos y 3 rebotes. Desde el banquillo, Chris Richard (8 y 8) fue el mejor y siempre aportó intensidad y defensa.
En
Ohio State descolló la figura de
Greg Oden. El pívot de Indiana demostró a todos de lo que es capaz y dominó la pintura. Sus 25 puntos (10 de 15 y 5 de 8 desde el tiro libre), 13 rebotes, 4 tapones, 1 asistencia y 1 robo, en 38 minutos, sólo están al alcance de los más grandes. Ahora habrá que esperar para ver qué decisión toma: si dar el salto a la NBA o si, por el contrario, opta por seguir forjándose bajo la batuta de Thad Matta. Muchos son, sin embargo, los que creen que el de anoche será su último partido como amateur. Muchos millones de dólares están deseando pasar a formar parte de la cuenta corriente del siete pies.
Además,
Mike Conley Jr. también estuvo enorme. Sus 20 puntos, 6 asistencias, 4 robos y 3 rebotes evidencian su calidad, su enorme velocidad, su capacidad para penetrar. Un base de futuro, que no pierde la cara a los partidos. Ron Lewis (12) trató de echar una mano, en un equipo que estuvo escaso de recursos ofensivos si exceptuamos a estos tres hombres citados.
Florida siempre dominó el partido y su acierto desde más allá del arco fue clave para abrir brecha en el marcador en la primera parte. El compromiso de unos jugadores que optaron por seguir en su equipo para hacer historia, en vez de dar el salto a profesionales, dio sus frutos. Los
hijos de Yannick Noah, Tito Horford y Sidney Green lograron el 'two in a row', algo que ya nadie les podrá quitar nunca. Sin duda alguna seguiremos viendo durante muchos años a varios de los chicos que ayer pisaron el parqué de Georgia Dome de Atlanta, seguro.