Breves apuntes sobre The Last Dance II
Está claro que hay muchas cosas que se pueden comentar. Incluso algunas ya apuntadas se pueden desarrollar más. Lo cierto es que The Last Dance ha venido a llenar ese hueco inmenso dejado por la ausencia de novedades ante el parón por la pandemia.
-Algo que está siempre presente en la serie es esa necesidad constante de Michael de retarse a sí mismo para ir un paso más allá. Así por ejemplo, Air es capaz de tratar de humillar a Kukoc o a Majerl por el simple hecho de que son jugadores que le gustan a Krause. Con Isiah Thomas se las tiene de una manera que llega a lo personal y por eso ganar a los Pistons se convierte en una obsesión, hasta el punto de decidir ponerse mucho más fuerte para aguantar la cera que le daban los Bad Boys. Y cómo ante nimiedades de George Karl, B.J. Armstrong o LaBradford Smith él ve auténticas afrentas que le llevan a subir más el nivel y humillarlos.
-Los sectores más críticos (los mismos que le encumbraron) quisieron bajar a Jordan de su pedestal. Su afición al juego fue vista como enfermiza, como una ludopatía grave. Michael, sin embargo, siempre hizo ver que más que el juego lo que a él le gustaba era competir, con lo que fuera: el lanzamiento de una moneda a ver quién la deja más cerca de la pared; el golf; las cartas; el juego en el casino... Pero siempre como divertimento y sin que nunca se convirtiera en un problema. Cierto que algunas cifras que se mencionan son importantes, pero mucho menos si se ponen en el contexto multimillonario del crack de los Bulls.
-Su paso por las ligas menores de béisbol. Todos los expertos en ese deporte tan norteamericano coincidieron en que era imposible que alguien a los 31 años pudiera hacerlo bien en las Minors y mucho menos que pudiera alcanzar las Majors. Jordan llevaba desde los 18 años sin jugar a este deporte que amaba. Tuvo que cambiar su cuerpo y ver cómo en su primer año le llovían palos por todas partes. Trabajó como nadie y mejoró muchísimo. Muchos especialistas que le dijeron que lo dejara, que su presencia allí era una vergüenza, recularon y terminaron por reconocer que su evolución fue fantástica y que lo que logró está al alcance solo de los elegidos. No hablamos de que triunfara, claro que no. Pero fue capaz de estar a un buen nivel. Y eso es mucho. Los Birmingham Barons tienen mucho que agradecerle, sin duda.
-Otro aspecto que me llama la atención, a pesar de la buena relación existente entre Jordan y Pippen, son los dos buenos palos que se lleva Scottie. Quizá ambos merecidos. El primero, por su negativa a salir a jugar cuando Phil Jackson decide que Toni Kukoc será quien lance el último tiro en un partido igualado. Pippen se queda en el banquillo por voluntad propia. Y el croata gana el choque con un lanzamiento sobre la bocina. Y el segundo, cuando, lesionado, decide disfrutar del verano, no operarse y hacerlo al comienzo de la temporada. Está claro que Scottie buscaba tensar la cuerda con Krause, pero el desafío no gustó nada de Michael, que perdió a su mejor escudero durante muchos partidos.
-Jordan deja claro que no pretende ser la figura mundial, comprometida y que da ejemplo cuando no apoya a un candidato demócrata negro, Harvey Gantt, en su carrera política. Se le atribuye a Michael la frase: "Los republicanos también compran zapatillas". Ahí demostró que él estaba a lo suyo, que no pretendía ser un líder social, un Mohammed Ali. Eso sí, contribuyó económicamente a la campaña de Gantt, pero de su boca no salió la recomendación para votarle.
-No pocos han echado en falta la escasa presencia de la familia de Jordan, más allá de la figura de su padre. Los hijos apenas aparecen unos segundos. Y su mujer de entonces es ninguneada por completo. Michael decide y decide que no salga...
-Algo que está siempre presente en la serie es esa necesidad constante de Michael de retarse a sí mismo para ir un paso más allá. Así por ejemplo, Air es capaz de tratar de humillar a Kukoc o a Majerl por el simple hecho de que son jugadores que le gustan a Krause. Con Isiah Thomas se las tiene de una manera que llega a lo personal y por eso ganar a los Pistons se convierte en una obsesión, hasta el punto de decidir ponerse mucho más fuerte para aguantar la cera que le daban los Bad Boys. Y cómo ante nimiedades de George Karl, B.J. Armstrong o LaBradford Smith él ve auténticas afrentas que le llevan a subir más el nivel y humillarlos.
-Los sectores más críticos (los mismos que le encumbraron) quisieron bajar a Jordan de su pedestal. Su afición al juego fue vista como enfermiza, como una ludopatía grave. Michael, sin embargo, siempre hizo ver que más que el juego lo que a él le gustaba era competir, con lo que fuera: el lanzamiento de una moneda a ver quién la deja más cerca de la pared; el golf; las cartas; el juego en el casino... Pero siempre como divertimento y sin que nunca se convirtiera en un problema. Cierto que algunas cifras que se mencionan son importantes, pero mucho menos si se ponen en el contexto multimillonario del crack de los Bulls.
-Su paso por las ligas menores de béisbol. Todos los expertos en ese deporte tan norteamericano coincidieron en que era imposible que alguien a los 31 años pudiera hacerlo bien en las Minors y mucho menos que pudiera alcanzar las Majors. Jordan llevaba desde los 18 años sin jugar a este deporte que amaba. Tuvo que cambiar su cuerpo y ver cómo en su primer año le llovían palos por todas partes. Trabajó como nadie y mejoró muchísimo. Muchos especialistas que le dijeron que lo dejara, que su presencia allí era una vergüenza, recularon y terminaron por reconocer que su evolución fue fantástica y que lo que logró está al alcance solo de los elegidos. No hablamos de que triunfara, claro que no. Pero fue capaz de estar a un buen nivel. Y eso es mucho. Los Birmingham Barons tienen mucho que agradecerle, sin duda.
-Otro aspecto que me llama la atención, a pesar de la buena relación existente entre Jordan y Pippen, son los dos buenos palos que se lleva Scottie. Quizá ambos merecidos. El primero, por su negativa a salir a jugar cuando Phil Jackson decide que Toni Kukoc será quien lance el último tiro en un partido igualado. Pippen se queda en el banquillo por voluntad propia. Y el croata gana el choque con un lanzamiento sobre la bocina. Y el segundo, cuando, lesionado, decide disfrutar del verano, no operarse y hacerlo al comienzo de la temporada. Está claro que Scottie buscaba tensar la cuerda con Krause, pero el desafío no gustó nada de Michael, que perdió a su mejor escudero durante muchos partidos.
-Jordan deja claro que no pretende ser la figura mundial, comprometida y que da ejemplo cuando no apoya a un candidato demócrata negro, Harvey Gantt, en su carrera política. Se le atribuye a Michael la frase: "Los republicanos también compran zapatillas". Ahí demostró que él estaba a lo suyo, que no pretendía ser un líder social, un Mohammed Ali. Eso sí, contribuyó económicamente a la campaña de Gantt, pero de su boca no salió la recomendación para votarle.
-No pocos han echado en falta la escasa presencia de la familia de Jordan, más allá de la figura de su padre. Los hijos apenas aparecen unos segundos. Y su mujer de entonces es ninguneada por completo. Michael decide y decide que no salga...
Etiquetas: Micharl Jordan, NBA, Netflix, The Last Dance
3 Comments:
Por recordar una anécdota no comentada en el anterior post, el partido en Utah despues de "envenenarle" con una pizza, en un estado físico lamentable, y acabar ganando el partido demuestra que para ser el mejor no vale con ser el mas fuerte, el mas rapido o el que mas salta, hay que tener esa mentalidad competitiva que te lleva al limite como pocos.
Saludos,
La pizza me la estaba dejando para mañana, Imanol. Jajaja
Desde siempre se habló de que tenía fiebre, producto de una gripe. Y no fue hasta hace unos pocos años que salió a la luz la verdadera causa: una intoxicación alimentaria.
No fue hasta ayer que terminé de verlo, me ha gustado mucho y, sin buscarlo, he encontrado un muy buen artículo sobre los últimos minutos del documental, con la música de Pearl Jam sonando de fondo, os paso el link
https://m.culturaocio.com/musica/noticia-perfecto-suene-pearl-jam-final-the-last-dance-michael-jordan-20200519141935.html
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