Kenny George, el hombre del mate sin saltar

El otro día me topé con una información sobre un tipo de más de 2.30 que juega en la NCAA, concretamente en N.C. Ashville, universidad modesta de la floja Big South Conference. Busqué algo más sobre él y leí esto:

“Sin duda es el ser humano más grande que he visto jamás. En una imagen junto a Reyshawn Terry (2.03) nos hacemos una idea de cómo es. Parecía perdido en la pista; lento, poco coordinado, pasivo. Su mate con los pies tocando el suelo es lo más divertido que he visto en semanas. Mi padre se parte cada vez que lo ve en la televisión. Le llegó la pelota y la puso dentro del aro sin levantar los talones. Increíble. Siempre se dice que eso no se enseña: 2.31. Tiene la oportunidad de ganar dinero jugando al basket si alguien le enseña a mover sus pies y a jugar con un poco de agresividad”.

No está nada mal pensé. Miré en YouTube y vi un par de vídeos en los que aparecía un gigante rodeado de lo que parecían enanos. Luego me puse a buscar estadísticas del jugador y flipé por lo peculiares. Su nombre es Kenny George, mide más de 2.30 y le dan un peso de entre 155 y 165 kilos. Vamos, un cuerpo circense, impresionante.



El año pasado jugó 23 partidos, y en 10 minutos promedió 5,5 puntos, 3,5 rebotes y 2 tapones. Pues bien, este año sus números han subido de manera espectacular: 12,3 tantos, 8 rechaces, 6,5 gorras y casi 2 asistencias en 22 minutos. Y ha firmado un triple doble brutal con 20, 12 y 10 tapones. Y eso por no hablar de su 75 por ciento en tiros de campo…

Su futuro es una incógnita total. Técnicamente aún es un jugador muy pobre. Y físicamente tiene muchos problemas, los mismos que le llevaron a quedarse en blanco en las campañas 2004-05 y 2005-06. En la Big South Conference, su presencia es todo un reclamo, aunque sólo sea por su apariencia.

Hasta el momento ha logrado dos mates sin saltar en partido oficial: uno en Chapel Hill, ante North Carolina; y el otro ante Winthrop University. Sin duda una jugada digna de salir en nuestras pantallas en horario de prime time…

Aún le queda un año con los Bulldogs, y en sus manos y en el destino está por ver qué futuro tendrá. Si es capaz de desarrollar su juego y su físico se fortalece como para aguantar el ritmo de competición quizá le veamos en alguna cancha profesional. En caso contrario quizá sea una versión empeorada de los Neil Fingleton, Jorge González o Manute Bol.