29.12.11

Del material del que están hechos los sueños, indudablemente

Corría el año 1989. Ramón Trecet seguía 'empeñado' (bendito empeño) en que conociéramos detalles del baloncesto del otro lado del charco y nos comentó en TVE unos cuantos partidos de la NCAA. Entonces pronunció una frase mítica; mítica al menos para mí, que me la guardé por su belleza y por lo que implica en esto del baloncesto.

Jugaban los Michigan Wolverines de Glen Rice, Rumeal Robinson, Terry Mills, Sean Higgings o Loy Vaught contra los Pirates de Seton Hall, del anotador John Morton y el australiano Andrew Gaze.

Se jugaba en el inmenso Kingdome de Seattle; a reventar. Ambientazo universitario. Michigan ganó por 80-79, después de un partido de infarto, con prórroga incluida.

Con todo por jugarse, a falta de poco más de un minuto, Glen Rice se levantaba desde más allá de la línea de tres puntos y encontraba el interior del aro. Trecet habló: “El sonido de ese balón tocando la red por dentro sólo es comparable al material del que están hechos los sueños, indudablemente”.

Glen Rice hizo carrera en la NBA después de llevar el número 41 de los Wolverines y de ser nombrado MOP (Most Outstanding Player) del Torneo Final de aquel año. Luego fue campeón con los Lakers en el año 2000. Jugó también en Heat, Hornets, Knicks, Rockets y Clippers. Y anotó 1.559 triples.

Hoy he leído un tweet de don Ramón sobre Rodrigo Leao: “BRUTAL, BRUTAL, BRUTAL, RODRIGO LEAO, del material del que están hechos los sueños”. Ni que decir tiene que me ha venido a la mente la imagen de aquella suspensión majestuosa de Glen Rice, desde el lado frontal izquierdo del ataque de los suyos.

Y sí, cuando uno oye ese sonido del balón que entra limpio rememora ese enunciado lleno de recuerdos; sí, ese que unos llaman 'chof', otros 'swish' y los de más allá 'nothing but net'. Mágico.

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