Kobe, siempre Kobe...

De otro planeta, impresionante, "un asesino", en palabras de Alvin Gentry. Kobe Bryant ejecutó a los Suns con una actuación descollante, de esas que pasan a formar parte de los highlights baloncestísticos de nuesta vida. El escolta de los Lakers se fue a 37 puntazos y sus últimas canastas, con el partido igualado, ya son de las que forman parte de la leyenda. L.A. ganó en Phoenix por 103-111 y cerró la serie por 4-2.

Kobe ya tiene ante sí un nuevo reto: ganar una final ante los Celtics, algo que hasta ahora nunca ha probado. Un desafío complejo, sin duda. Pero a ambos equipos sólo les separan cuatro victorias de la gloria absoluta. Una gloria a la que se han hecho acreedores por derecho propio. Y los angelinos parecen tener una cuenta pendiente de hace dos años. Entonces Pau era un recién llegado. Ahora el proyecto californiano parece estar más preparado para este enfrentamiento directo; aunque los verdes han demostrado que si en algo son especialistas es en romper pronósticos. Que se lo digan a Cavs y Magic, que iban de gallitos...

Los Lakers fueron de más a menos. Dominaron los tres primeros cuartos y permitieron al rival acercarse al final. Pero ahí surgió Kobe con acciones imposibles, jordanescas, imposibles para el resto de mortales, pero una detrás de otra, a borbotones.

Kobe firmó 37 puntos (12 de 15, 3 de 8 y 10 de 11), con 6 rebotes. Otra de las claves del partido fue Ron Artest. Ron Ron se fue a 25 puntos, con 10 de 16 en tiros de campo, 4 de 7 en triples y 1 de 2 en libres; con 4 rebotes, 2 asistencias y 3 robos.

Fisher (11), Bynum (10 y 6), Pau Gasol (9, 7 y 2), Odom (6 y 12) y Farmar (8 y 5 asistencias) ejercieron de complementarios de los dos destacados de la noche.

Los Suns cayeron dando la cara. Stoudemire (27 y 4), Nash (21, 5 y 9), Richardson (13), Frye (12 y 13) y Dragic (12) se vaciaron en la cancha, pero tuvieron que rendirse a la evidencia: Kobe Bryant sólo hay uno, y para su desgracia juega en los Lakers. Gloria al rey.