Los Lakers se llevan el primero con claridad

Los Lakers derrotaron a los Magic por un contundente 100-75, en un partido en el que se mostraron muy superiores al rival. Kobe Bryant estuvo a un nivel fuera de categoría en algunos momentos del partido; la defensa de L.A. funcionó; se contuvo a Dwight Howard; y Stan Van Gundy buscó el ajuste desde el primer cuarto sin encontrarlo.

Pau Gasol se cruzó con Rashard Lewis en algunos momentos; Bynum y Pau funcionaron a la perfección sobre D-Ho, lo que llevó al técnico de los Magic a sacar a Tony Battie nada más empezar el choque para intentar compensar la ausencia de poder interior. Gortat disputó 20 minutos. Vamos, que Van Gundy parecía muy preocupado por parar a la dupla interior rival. 

Pero es que Lamar Odom cuajó un partido muy sólido (11 puntos y 14 rechaces), tanto jugando dentro como fuera. L.A. fue fiel a su estilo en todo momento, pero con el añadido de la dedicación defensiva a lo largo y ancho de todo el partido.

Sin embargo, los Magic parecían desestabilizados y fuera de juego. Si Shard y Hedo eran dos supuestas amenazas por su versatilidad ninguno de los dos lo demostró anoche. Lewis se quedó en 8 puntos (2 de 10) y Turkoglu en 13 (3 de 11) y 2 asistencias. 

Bynum y Pau hicieron un gran trabajo dentro de la pintura. Howard se las vio y se las deseó para terminar con 12 puntos (1 de 6 en el tiro y 10 de 16 en libres) y 15 rebotes. Muy poco para lo que se espera de Superman... Bynum (9 puntos, 9 rebotes y 1 tapón), por su lado, salió enchufadísimo con canastas muy importantes en el arranque del choque. Y Pau Gasol estuvo muy sólido todo el partido: 16 puntos (7 de 12 y 2 de 2), 8 rebotes, 3 asistencias y 2 tapones. Y una imagen de jugador de equipo sacrificado al bien común digna de elogio. El de Sant Boi estuvo siempre en el sitio de la cancha en el que se le necesitó.

Orlando ha llegado a la final fiel a un estilo. Se esperaba hasta que fueran los Lakers los que hicieran pequeños cambios para tener los emparejamientos más equilibrados. Y terminó siendo todo lo contrario. Hasta Jameer Nelson disputó 23 minutos, algo que no parece muy lógico cuando lleva tanto sin jugar... 

Pero el gran protagonista de la noche fue Kobe Bryant, indiscutiblemente. Tremendo. El escolta firmó 40 puntos, 8 rebotes y 8 asistencias. Dominó el partido. Demostró su categoría. Anotó sin parar en un tercer cuarto para enmarcar -18 puntos-, con unas acciones de una belleza plástica y una efectividad al alcance de él y de 'otro' que se retiró con seis anillos en sus manos. Lo de la Mamba Negra fue brutal por lo demoledor; y maravilloso por el placer estético del que lo contempla -aunque fueran las 5 de la mañana-.

Kobe dio sensación en algunos tramos de partido de ser infalible, imparable. Pietrus se aplicó como él sabe, pero ante la exhibición del número 24 al francés sólo le quedó la sensación de ser un paisaje de fondo en una sucesión de fotos para la historia.

De todas formas, la serie no ha hecho más que comenzar. Los Lakers mandan 1-0, sólo 1-0. En unas finales da igual si ganas por 25 o por 1. El segundo partido no tiene por qué recordar en nada a éste. Es de suponer que Van Gundy busque volver al estilo de juego en equipo, de ese equipo que tan bien sabe encontrar el equilibrio dentro-fuera. Aunque también es cierto que el primer golpe se lo han dado en la frente y que Phil Jackson preparó el primer partido de una manera perfecta. Perfecta porque los jugadores supieron llevar adelante su propuesta: con calidad, con entrega, con defensa, con sacrificio, sin pájaras... Con lo que cabe pedirle a estos jugadores.