Los Celtics a un paso, pero...

Con 3-1 en el marcador de las Finales pocos creen que los Lakers vayan a ser capaces de nada... Un partido en el Staples Center y dos en el TD Bank North Garden en el mejor de los casos; improbable.

De todas formas, los Celtics siguen sumando problemas físicos. En el primer partido, la lesión fantasma de Paul Pierce. Nadie sabe qué hay en esa rodilla, pero parece que The Truth tiene muy claro que jugará esté como esté; sea un problema real o cuasi ficticio, que nada sabemos. "Siento dolor", dice el capitán de los del trébol.

En el tercer partido, los verdes sufrieron la lesión de Rajon Rondo. Un mal apoyo de uno de sus tobillos le dejó casi K.O. No se entrenó al día siguiente y sólo disputó 17 minutos en el partido del 3-1. Eddie House fue el recurso -extraño- de Doc Rivers para suplirle. No sabemos si Sam Cassell tiene algo serio que le impida rendir por encima de las prestaciones de House, pero parece evidente que Cassellmania es mil veces superior al escolta bajito y lanzador impenitente y compulsivo que es Eddie. Aún así, éste evidenció casta y muchas ganas en ese cuarto partido, aunque sea un jugador de rachas que o te mete en el partido o te saca de él...

Y en el cuarto partido, los Celtics vieron como su center titular, Kendrick Perkins, se lesionaba en el hombro después de hacer una dura falta sobre Lamar Odom, en la que su zarpazo le salió rana y salió peor parado imposible: falta y lesión. Perkins no es un jugador decisivo, pero sí muy importante por lo que aporta en cuanto a intangibles: defiende duro, rebotea bien, no absorve juego ofensivo y no le importa, y ayuda en todo lo que el Big Three más pueda necesitar. Es decir, es un role player vital.

Con Rondo y Perkins tocados, los verdes suman una cierta bajada de sus prestaciones, por lo que serán de nuevo los Posey, House, Cassell, Powe, P.J. Brown y, tal vez, Glen 'Big Baby' Davis los que tengan que acudir en ayuda de la tripleta estelar bostoniana.