Así jugaron los campeones

Paul Pierce: 21,8 puntos, 6,3 asistencias y 4,5 rebotes. El MVP, todo corazón, el alma del equipo, el vínculo de unión entre la tradición verde y el presente. Toda una vida en Boston, a pesar de ser de Inglewood y de su odio visceral a los celtas en su adolescencia. Hace poco más de un año se quiso ir, pero la llegada de los refuerzos soñados le hizo cambiar de opinión. Su camiseta con el 34 colgará retirada en el Garden en el futuro, y además lo hará con la bandera del título logrado en 2008.

Kevin Garnett: 18,2 puntos, 13 rebotes, 3 asistencias y 1 tapón. Mucha hambre de título. Pau Gasol hizo un trabajo bastante bueno sobre él, a excepción de en el sexto partido. Falló muchos tiros, pero es cierto que metió algunos increíbles en momentos muy oportunos. Con más acierto o menos, lo que no se le puede negar es una mentalidad ganadora tremenda y unas ganas de competir brutales.

Ray Allen: 20, 3 puntos, 5 rebotes y 2,5 asistencias. El tirador letal. Llegó a la final con más sombras que luces, por sus malas series de tiro. Pero en la final ha estado por encima del 50 por ciento y ha firmado un enorme 52,4 en triples. Sus problemas personales han quedado aparcados a medio metro del parquet en una nueva lección de uno de los mejores profesionales que habitan en la NBA.

Rajon Rondo: 9,3 puntos, 6,7 asistencias, 3,8 rebotes y 1,5 robos. Al empezar la temporada era el principal agujero que muchos veían en el proyecto: la ausencia de un director de juego experto que supiera administrar los balones entre las tres grandes estrellas. Pues bien, Rondo ha aprobado con nota. Es cierto que a veces no selecciona bien sus tiros, que su lanzamiento es aún inconsistente, y que tiene que pulir muchos detalles, pero su atleticismo, su capacidad para dividir y pasar son incuestionables. Ha pasado todo un test de madurez.

Kendrick Perkins: 4 puntos, 3,6 rebotes y 1 tapón. Ha estado mermado por sus problemas físicos, pero aún así se demostró, en el partido que se perdió por lesión, que es fundamental por su aportación defensiva y su trabajo por el bien común.

James Posey: 8,7 puntos, 3,8 rebotes y 50 por ciento en tiros de tres. Él ya sabía lo que es ganar un anillo y aportó muchas cosas al equipo: intensidad, gran defensa y desgaste sobre Kobe Bryant y una puntería tremenda en momentos clave. Su papel saliendo del banquillo ha sido vital. Y ahora es uno de los jugadores que termina contrato y que puede buscar en el mercado más dinero. Los Celtics no tienen excesivo margen de maniobra.

Eddie House: 8 puntos, 2,5 rebotes y 2,5 asistencias. Tener a House en cancha es un arma de doble filo, para bien o para mal. El base-escolta es un lanzador y no sabe contenerse. Le va la marcha y si tiene el día mata al rival, ejerce de revulsivo y aporta una energía increíble. Eso sí, cuando tiene el punto de mira desviado no se corta y sigue tirando. A los Celtics les ha hecho un muy buen trabajo, por su casta, por su valentía y por tener hasta que llevar el timón del juego, algo que le provoca cierta alergia.

Leon Powe: 6,2 puntos y 3,2 rebotes. Su actuación en el segundo partido, con 21 puntos en 14 minutos, es histórica. No es lo suyo anotar de esa manera, pero Powe es un jugador interior no muy alto, no muy grande, pero con mucha energía. En el resto de partidos cumplió sin más. Pero sin duda es un ejemplo de trabajo. Él que sabe de dónde viene, con una durísima historia personal, sin duda sabrá valorar como ninguno la importancia del logro.

P.J. Brown: 4 puntos, 3,2 rebotes y 0,5 tapones. Camino de las 39 castañas, el ala-pívot ha demostrado que con él se puede contar. Un especialista defensivo como pocos, duro como ninguno, profesional hasta la médula. Sus acciones defensivas sin torcer en absoluto el gesto forman parte de las imágenes de la final. Gasol lo pasaba especialmente mal ante él por sus particulares artes defensivas. Estaba casi retirado, pero su rendimiento deja de nuevo en buen lugar a Danny Ainge.

Sam Cassell: 3,8 puntos, 1,2 asistencias. Una pequeña decepción personal. Esperaba más rendimiento del genial y veterano base, en especial tras los problemas físicos de Rondo. Si Doc Rivers no lo empleó más tendría sus motivos... Eso sí, Cassellmanía nos deja algunas acciones ofensivas suyas marca de la casa. Y es que años tiene unos cuantos, pero el talento le sigue sobrando. Ya sabía lo que era ganar un anillo (dos), pero aquellos brillos de los Rockets necesitaban un repasito.

Glen Davis: 3 puntos y 4 rebotes. Sólo jugó en el último partido y eso no pareció muy normal, en especial debido a los problemas físicos de Kendrick Perkins. Big Baby es un jugador interior aprovechable por su calidad y su enormidad...

Tony Allen: 2,7 puntos. El suyo es un físico envidiable, todo capacidad atlética. No contó en los primeros partidos, pero cuando salió a la cancha dio la sensación de llevar toda la vida allí, por su aplomo y su gran defensa. Salió, vio y aportó.

Además, Brian Scalabrine, Scot Pollard y Gabe Pruitt también forman parte del plantel, aunque no han gozado ni de un sólo minuto en los playoffs. Pero para ellos queda también su parcela de gloria en forma de anillo.