Miami, inesperado y merecido campeón

Wade, MVP, dio un nuevo recital
92-95. Miami Heat conquistó el American Airlines Center merced a una nueva exhibición de Dwyane Wade. El líder de los Heat se fue por encima de los 35 puntos por cuarto partido consecutivo y llevó en volandas a los suyos al primer título de la historia de la franquicia de Florida. Desde 1977 ningún equipo superaba un 2-0 en contra de esta forma. En aquella ocasión fueron los Portland Trail Blazers de Bill Walton. El rival, los Sixers de Philadelphia. Ahora, de la mano de Pat Riley -que logra así su sexto anillo, en tres décadas diferentes (como jugador en el 72, y como entrenador en el 82, 85, 87, 88 y 2006, por no hablar del de 1980 como asistente)- los Heat se han encaramado a lo más alto.

El partido de Flash fue tremendo: 36 puntos (10 de 18 en tiros de campo y 16 de 21 desde el tiro libre), 10 rebotes, 5 asistencias, 4 robos y 3 tapones. Si a ello unimos los tres partidos anteriores por encima de 40 puntos... el resultado no puede ser otro que el de MVP y campeón de la NBA.

Además funcionó la intendencia. Shaquille O'Neal se quedó en 9 puntos y 12 rebotes, pero Udonis Haslem firmó 17 y 10; Walker, 14 y 11; y Mourning, pleno de intensidad, 11 tantos, 6 rechaces y 5 tapones en sólo 11 minutos.

En Dallas, Nowitzki fue el mejor con 29 puntos y 15 rebotes; Terry se quedó en 16; Howard, en 14 con 12 capturas; y Stackhouse y Daniels, en 12 (éste último en sólo 11 minutos). Los Mavs no tuvieron su día y se quedaron en un flojísimo 37 por ciento en tiros de campo. Los Heat no es que brillaran, pero sí estuvieron mejor (45 por ciento).

Los minutos finales estuvieron plenos de emoción. Wade mantuvo a los suyos a base de coraje y clase. Forzó mil faltas (los árbitros estuvieron rigurosos en una que sancionaron a Nowitzki), anotó con solvencia desde la línea de personal, pero tanto fue el cantaro a la fuente que falló dos lanzamientos con el marcador en 92-95 y diez segundos por jugarse. Haslem se hizo con el rechace, pero cometió pasos.

Los Mavs prepararon jugada, con bloqueo directo de Dirk para que Terry se la jugara de tres y forzara así la prórroga, pero el balón lanzado por el base-escolta no encontró la recompensa de la red; estuvo cerca, pero no entró. Wade se hizo con el rebote y lanzó al cielo la bola. El título era suyo y el Olimpo, también.

Análisis del campeón
Desde hace semanas venimos repitiendo que Miami es un equipo extraño, al que parece faltarle algo. Está claro que Wade pertenece a la aristocracia de la Liga; un lugar que tampoco le viene grande a Shaq. Antoine Walker es un jugador de clase, pero con cierta fama de maldito. Este trío conforma el esqueleto principal, pero sin duda es Flash la auténtica piedra filosofal. A partir de ahí el equipo se adentra en una zona extraña con jugadores que nunca han ganado nada, retales que han llegado rebotados de otros equipos. Pero la fórmula Wade ha funcionado, el éxito logrado acalla cualquier comentario crítico.

Udonis Haslem ha recibido críticas durante todo el año por bajar el nivel del quinteto, aunque en el partido decisivo se reivindicó con una gran actuación. Jason Williams es un base con fama de poco fiable, que olvidó sus tiempos de gran jugón para poder sobrevir en la competición reconvertido a director de juego lineal, pero ha sabido vivir a la sombra de Wade y ha dejado el mando a Gary Payton en momentos importantes. El propio Payton logra el tan ansiado título cuando todos le daban por acabado; no es ni la sombra de lo que fue, pero alguna de sus canastas en la final han sido oro puro. James Posey llegó en verano de los Grizzlies como refuerzo de lujo; el lujo es más que cuestionable, pero también ha aportado en momentos cruciales. Y, por último, otro veterano que podrá presumir de anilllo el resto de su vida: Alonzo Mourning. Irascible, hipermotivado y siempre intenso, Zo deja varias jugadas para la historia de esta final; pocos minutos, pero siempre generando estadística y aportando enormes dosis de ánimo a los suyos.

Por detrás de estos, una lista de secundarios que apenas han contado: Michael Doleac, Derek Anderson, Jason Kapono, Shandon Anderson, Earl Barron, Wayne Simien y Dorell Wright. Da igual si uno jugó poco o mucho, si lo hizo bien o mal, el anillo de campeón será suyo el resto de sus días.

Desde SiempreBasket queremos homenajear al MVP con un vídeo en el que el hombre que se disfrazó de Michael Jordan ante los Mavs imprime su sello, el de los pata negra del deporte.